Ahora que llega la primavera y se acerca la época de los enlaces matrimoniales, me pongo a pensar si realmente ilusiona que te inviten a una boda o más bien resulta un engorro. Para mi personalmente, a menos que sea de un ser muy querido, creo que me decanto más por la última opción.
Cuando te llega una invitación de boda, hay que ponerse a temblar, por los gastos que acarrea y los preparativos previos a la misma. Generalmente en España se suele hacer un regalo equivalente a lo que costaría el cubierto de cada asistente y éste suele ser un ingreso en una cuenta bancaria o un sobre en efectivo que se le entrega a los novios personalmente. A veces he oído historias de los famosos sobres vacíos o con periódicos, en lugar de dinero, ya que no sería de buena educación por parte de los novios abrir el sobre en el momento para ver su contenido y muchos aprovechan para hacer esta pequeña broma y a la vez escaquearse de gastar un dineral. En una ocasión asistí a una boda en Croacia, en la que iba un señor con un micrófono por las mesas, recogiendo dichos sobres y anunciando la cantidad que daba cada uno, mofándose en el caso de que fuera poco dinero, cosa que no me pareció muy normal.
A mi personalmente me gusta regalar un regalo, como se hacía antes, quizás porque lo veo más personalizado que un sobrecito con dinero.
Aparte del regalo, hay que pensar en el traje de ese día, zapatos y bolso a juego, complementos, peinado en la peluquería, etc. Si la boda es en otra ciudad, también hay gastos de traslado y estancia en el lugar de la misma. En fin, una ruina; aunque tengo que reconocer que yo prefiero las bodas en países extranjeros, porque ya que hago el gasto, por lo menos de paso hago turismo y conozco algún otro lugar.
En cuanto a los novios y los preparativos de su enlace, los hay de todo tipo; los que están año y medio planificando la boda, que piensan en el más mínimo detalle, invitan a 200 personas, alquilan todo tipo de servicios por los que le sale la bromita por ojo de la cara y a los 2 meses ya se están separando. Los hay quienes tiran de los padres y suegros, ahorrándose así gastarse un dineral y luego beneficiándose íntegramente de los regalos y el dinero obtenido. Para éstos es un gran negocio.
Hay otros, como es mi caso, que en 20 días planificamos todo y ni siquiera dije en el restaurante que reservé que era para una boda. Esto también tiene sus inconvenientes de última hora (por ejemplo en mi caso pusimos una cadena de música que justamente ese día falló y se escuchaba distorsionada) y al final el resultado fue una boda sencilla, pero con todos los ingredientes para disfrutarla junto a nuestros familiares y amigos más allegados.
Recuerdo que justamente antes de mi boda asistí a una feria dedicada íntegramente a las bodas y sus preparativos. Había todo tipo de posibilidades; desde la llegada de los novios en un helicóptero a un jardín inmenso donde se celebraría el enlace, hasta irse con el fotógrafo a una isla exótica a hacerse las fotos de los novios. Está claro que según las posibilidades de cada bolsillo, se harán más o menos extravagancias en ese día tan especial, pero creo que lo más importante de ese día es saber que estás dando un paso muy importante al declararle a la persona que quieres, tu intención compartir el resto de tu vida a su lado y para eso no hace falta tanta parafernalia. ¡Que vivan los novios!
De hecho para decirle a persona que quieres tu intención de compartir el resto de tu vida a su lado, no hace falta ni parafernalia ni boda. Vive con ella y punto, es mucho más sencillo.
ResponderEliminarPor cierto: ¡NOS CASAMOS!
ResponderEliminarEl próximo 24 de Junio será el enlace al que estais invitados.
PD: Nosotros SÍ que abrimos los sobres durante el banquete, que por cierto será en un WOK que han abierto nuevo en nuestra calle ¡BUFFET LIBRE!
También es verdad! Un saludo.
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