El otro día, de camino al trabajo iba escuchando la radio y le estaban haciendo una encuesta a la gente de la calle preguntándoles si sabían lo que significan las “puñetas”. La pregunta en concreto era la siguiente: Cuando se le manda a hacer puñetas, ¿sabe a dónde se le está enviando realmente? Me hicieron gracia las respuestas de la gente, pues las había de todos los colores. Unos decían que si eran maleficios, otros que era fastidiar al prójimo, muchos, como yo, no tenían ni idea de lo que quería decir hasta que un transeúnte dio con la definición acertada.
Según el diccionario, una puñeta es la bocamanga bordada de las togas que usan los jueces. Ahora ya no se usan, pero sobre las puñetas se situaban, los vuelillos o puños de encaje blanco que antiguamente eran muy trabajados, precisaban una gran cantidad de tiempo y se abotonaban con cordones de oro y plata; es por ello que cuando envían a alguien a hacer puñetas, significa que se quieren deshacer de esa persona durante un largo período de tiempo. También existe otra definición en el diccionario de la Real Academia de la lengua Española en la que “hacerse la puñeta” significa masturbarse.
Me puse a pensar en la cantidad de frases y dichos populares que, generación tras generación, se repiten a lo largo de la historia, y muchas veces las decimos sin saber siquiera de dónde vienen o cuál es su verdadero significado. Frases como “Vete a freír espárragos”, “Esto es del año de la pera” “Es un viejo verde” o “Vete a la porra” son comunes en nuestra vida cotidiana; ¿Es que los espárragos son difíciles de freír? ¿De qué año son las peras? ¿El verde hace que el viejo en cuestión sea desagradable o es que es un señor muy ecológico? En fin, cuántas veces hemos oído a alguien decir: “Como decía mi padre…” y acto seguido decir un dicho o un refrán. Nosotros lo repetiremos, nuestros hijos lo repetirán y así seguiremos contribuyendo a que éstos perduren por los siglos de los siglos. Amén.
Lo que siempre me ha sorprendido de los refranes, es que hay algunos que son totalmente contradictorios, pongo 2 ejemplos que me vienen a la cabeza:
ResponderEliminar"El mejor perfume viene en frasco pequeño"
"Caballo grande ande o no ande"
"No por mucho madrugar se amanece más temprano"
"El que madruga dios lo ayuda"
y sin embargo en el momento que te lo dicen (normalmente personas mayores) creen que dicen la verdad absoluta. Sí, porque los refranes populares a veces son más verídicos que cualquier descubrimiento, científicamente probado.
Y yo estaba pensando en los refranes que se contradicen:
ResponderEliminarPor ejemplo:
al que madruga, dios lo ayuda
tiene su contrapartida en
no por mucho madrugar amanece mas temprano.
Es verdad, los utilizamos según nos conviene, pero muchos se contradicen etre sí.
ResponderEliminarLa verdad, aunque sea curioso, no és necesario saber el origen de las frases hechas, mientras sepas su significado. I, sobre todo, sí vas a ayudarte de un refrán, mejor decirlo correctamente.
ResponderEliminarsalut i peles
Un poco tarde con mi comentario; otra explicación que se lee por internet (por ejemplo, https://sites.google.com/a/lamerceonline.com/parapa/sab%C3%ADas-que) es que las puñetas las hacían las mujeres que estaban en la cárcel. Mandar a alquien "a hacer puñetas" era mandarla a la cárcel.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, así tenemos una nueva variante del dicho.
ResponderEliminarUn saludo.