Pienso que la mayor parte de culpa de la actual crisis que se vive en España, la tiene un personaje singular: el "jefecillo". Este personaje lo tiene la mayoría de empresas y suele ser un jefe intermedio entre el "gran jefe" y los demás empleados del departamento. Suele ganar un pastón, no hace nada y encima se cuelga las medallas. El jefecillo suele llegar temprano y sale el último de la empresa (no tiene vida familiar). Su misión es hacer ver que dirige, administra, distribuye tareas y que la empresa funciona gracias a él. Le encanta dar órdenes, aunque no sirvan para nada; es un lince haciendo suyas las ideas que les propusiste en su día y no te aceptó, pero luego se le presenta al gran jefe como si fueran suyas. Es un gran adulador y pelota con su superior y sueña con llegar algún día a ser el "Gran jefe". Otra característica habitual es que se rodea de un gran equipo que le resuelve todos sus problemas (los pringaos), que son los que realmente llevan la empresa hacia adelante, a pesar de ser machacados constantemente, porque los pobres ganan un sueldo muy inferior al suyo, trabajando el doble (no haciendo más horas, sino siendo más eficientes) y tienen hipotecas por pagar. He tenido varios "jefecillos" a lo largo de mi vida y he llegado a la conclusión de que lo mejor es oir, asentir, callar y hacer lo que te de la gana, haciendo ver que todo lo que has conseguido, ha sido gracias a él.
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ResponderEliminarEs una real y cruda verdad lo que dices de los Jefecillos Eva, y lo peor es que no solo ocurre en España sino que es un mal globalizado. En mi país, por ejemplo, abundan estos mandamas improductivos e incluso, para no ir tan lejos, en mi trabajo los puedes encontrar sin esforzarte mucho. Mi jefe es uno de ellos, su contenido de trabajo es unicamente controlarnos como si fuéramos un rebaño de ovejas y repartirnos nuestros contenidos de trabajo que a su vez se lo repartió a él su jefe superior y
ResponderEliminara su vez también su jefe superior y así sucesivamente.
No por gusto existe la historia de la hormiguita que se la pasaba trabajando día y noche sin descanso y un día llegó uno que dispuso que la hormiguita necesitaba de un jefe que la dirigiera y controlara y se dispuso a administrar el trabajo de la hormiguita y para acortar un poco el cuento, poco a poco fue creando toda una empresa con secretaria, chófer, asistente, gerente y toda una serie de puestos burocráticos no-productivos, en fin que llegó el día en que el trabajo que realizaba la hormiguita comenzó a generar perdidas y se hizo necesario reducir personal para evitar la bancarrota y reunidos todos los burócratas llegaron a la conclusión que la hormiguita era la única que no estaba ligada al aparato administrativo y por ende estorbaba y limitaba las metas de la empresa por lo que decidieron unanimamente despedirla y la única que producía terminó siendo "obsoleta".
Un ejemplo lamentable que está sucediendo en mi país desde hace unos años para acá es que se creo toda una campaña para llevar la universalización a todos los niveles, y cualquiera puede pensar que esa idea es genial ya que permitir que cualquier persona se haga universitario eleva el nivel educacional de la población y nos hace a todos "más culto", aunque yo particularmente no considero ligado ser universitario con ser culto; pero no es así, en mi opinión un país no necesita que todos sean universitarios, necesita mejor aún personal más productivo, como lo son los obreros, los campesinos y personal de servicios en sentido general. La proporción no es fija y dependerá del país en cuestión, pero lo que si es cierto es que por cada universitario es necesario tener a su lado un ejercito de no-universitarios, porque todos sabemos que el nivel educacional genera expectativas más elevadas dentro del rango social y por ende un universitario no va jamás, por voluntad propia y sin presiones, a tomar puestos de limpia calles o limpia baños o doblarse la espalda en el surco del campo todos los días bajo las inclemencias del clima o ponerse en las primeras líneas de producción de una fabrica ensuciándose las manos, y como estos ejemplos puedo citar miles más. Hubiera sido mucho mejor que en lugar de incentivar toda esta universalización, generar e incentivar la necesidad de oficios más productivos que tanta falta nos hace, como oficios de albañiles, carpinteros, plomeros, personal agrario y demás puestos siempre necesarios para hacer crecer la productividad del país y mejorar el bienestar de su población.
Hola! Tienes mucha razón en lo que dices. Ser universitario no es sinónimo de ser culto, todos los oficios son necesarios para que un país siga adelante y se deberían incentivar más. Por cierto, ¿cuál es tu país?. Un saludo.
ResponderEliminarEvita, soy yo, Raúl Ernesto. Me alegra que te hayan gustado mis comentarios. Un besito para todos. Saludos para el primo.
ResponderEliminarEs él, has descrito al jefecillo que me está haciendo la vida impossible, pues su mediocridad es inversamente proporcional a su buen educacción.
ResponderEliminarUn saludo